PROMETEO Y ANDRÉS
Por: María Camila Mojica
Quién es aquel Prometeo que se atrevió a desafiar a Zeus, al representante del poder supremo, del orden divino. Quién es aquel Andrés que se atrevió a desafíar a las bandas emergentes de Medellín, representantes del poder económico y narcoterrorista del país, creadores del otro orden de la ciudad. Ellos son dos seres diferentes pero que compartieron un anhelo similar; uno humano y el otro divino, creyeron que NO todo podía ser igual, que había una fuerza o destino que designaba el mundo y la ciudad para otras cosas mejores. Prometeo creyó en el hombre, Andrés también creyó en el hombre, pero el Olimpo y Medellín se encargaron de cobrarles sus osadías.
Ese es Andrés Felipe Medina, era uno de esos Prometeos que caminaban por la ciudad de Medellín, enseñándole a los hombres esos secretos que ennoblecían sus vidas y los alejaban de la bestialidad y la sumisión, de aquel orden que niega esa posibilidad de crear una sociedad sin muertos, sin injusticias y sin crímenes.
Andrés fue el integrante de Son Batá, un grupo musical del barrio Nuevos Conquistadores, que a través del Palenque Afrocolombiano, de canciones y bailes, reclamaba el derecho a vivir, a tener una ciudad mejor.
A través de dicha Corporación, Andrés ayudaba a reconfigurar la memoria a través del arte, entretejiendo nuevas construcciones culturales en uno de los barrios más pobres y violentos de la ciudad. Andrés le enseñó a niños y jóvenes que el camino de la no violencia es factible, es una alternativa, les reveló que a través de la creación artística es posible resistir a ser ignorados, asesinados y discriminados, que no hay diferencia entre uno y otro sólo por tener un arma, que lo que ennoblece a las personas no es la plata.
Así, Andrés y la Corporación Son Batá siembran y sembraron semillas de esperanza en los futuros hombres y mujeres de la comuna 13, promoviendo la no violencia y el respeto a la diferencia, herramientas que construyen una sociedad sobre la virtud.
Gracias al miedo que los grupos violentos tienen a perder el poder, le ofrecen falsas esperanzas de vida y éxito a los niños y jóvenes de Medellín, por medio de las drogas y el dinero, con el fin de conseguir nuevos integrantes y convertirlos en instrumentos de guerra.
Según informa el Instituto para la Capacitación Popular, “cada vez un número más elevado de niños, e incluso niñas, cuyas edades oscilan entre los 10 y los 18 años, participan en actividades como el transporte de armas, la vigilancia de expendios de droga, la comisión de asesinatos selectivos y el cobro esporádico de vacunas”.
Ese es el mismo miedo que Zeus poseía, el miedo a perder el poder, el miedo a ser presa de su destino.
Lo que relaciona tan directamente a Zeus con las nuevas bandas emergentes de la ciudad, es la legitimidad de su poder, puesto que ambos fueron conseguidos después de duras batallas, por medio de la violencia bruta y la Metis; una entre los Titanes, los Gigantes, el Tifón y la nueva generación de dioses; y la otra, entre las bandas paramilitares, las organizaciones guerrilleras y las nuevas bandas narcotraficantes compuestas en su mayoría por menores de edad y desmovilizados. Ambas batallas utilizaron los mismos instrumentos, la fuerza física y la Metis.
En el caso de la actualidad, se han implementado otras herramientas que no se alejan de la violencia y la astucia como son, según afirma el periódico el Espectador y La Personería, “las vacunas, el enfrentamiento armado, la disputa territorial, el reclutamiento juvenil y el desplazamiento intraurbano forzado.”
Aún así, tanto Zeus como las bandas emergentes, llamadas así por la policía, están destinadas a lo mismo, a desaparecer y a ser reemplazadas.
El destino ya está escrito para Prometeo, y nada se puede hacer, sólo esperar. Éste es una herramienta esperanzadora que socorre el sufrimiento; así lo afirmó Prometeo al profesar:
“Llegará un día puedo jurarlo, en que Zeus,
a pesar de su soberbia, se tornará humilde,
pues las bodas que se preparan habrán de derribarle
de su poder y de su trono.
Entonces se habrá cumplido la maldición con que
le maldijo Cronos, su padre, el día en que
fue derribado de su propio trono … Digo lo que será
aunque también es lo que deseo.”
a pesar de su soberbia, se tornará humilde,
pues las bodas que se preparan habrán de derribarle
de su poder y de su trono.
Entonces se habrá cumplido la maldición con que
le maldijo Cronos, su padre, el día en que
fue derribado de su propio trono … Digo lo que será
aunque también es lo que deseo.”
y Andrés con Son Batá cuando cantaba:
“Cómo hacer de nuestra vida una canción, si no conoces entre negros y blancos cuál es la relación… Cómo hacer de nuestro un mundo un paraíso, cómo saber de dónde venimos…
Teorías van, teorías vienen y no sabes dónde vas cuándo morimos, quién es el bueno, quién es el malo, mira, piensa, ¡ hey quién es tú hermano!... cómo es la vida si no queremos lo que tenemos, cómo es el mundo si ahora somos nosotros los que perdemos, cómo entender el planeta entero, como comprenderás lo que te digo Hip Hop, papel, esfero es lo único que os quiero…
Lo siento pero es mi realidad y ahora sigo sin resolver… Las líneas, nuestro camino, todo lo escrito y lo dicho nuestro destino”
El destino los motiva a enfrentar el castigo con dignidad, es la esperanza en los hombres, la esperanza en los jóvenes y niños, la esperanza en el futuro, lo que garantiza la verdadera victoria.
Sin embargo, hay una gran distancia entre Prometeo y Andrés, puesto que uno es inmortal y el otro mortal, y por ello el peso de las cadenas cambia.
Para Prometeo, al recibir el castigo de Zeus siendo encadenado a una roca y visitado por un ave que degusta de sus sesos todas las noches, queda una esperanza viva y una condena dura, la esperanza a ser liberado pero sólo después de haber sufrido lo suficiente.
“No, para esto, la hora señalada por las parcas
que lo consume todo no ha llegado aún,
sólo después de haber padecido todas las torturas,
todas las calamidades podré evadirme de estos lazos.”
Para Andrés, la esperanza murió el día que le dispararon saliendo de su casa, puesto que él, nunca podrá ver el día en que le ganen los proyectos culturales a la guerra, su condena es más pesada que la de Prometeo, ya que la principal consecuencia de la muerte es el olvido.
La diferencia entre un Prometeo y Andrés, es que el primero sufre por el resto de la eternidad recordándoles a los hombres lo que se tuvo que pagar para poder acceder al fuego, la medicina, y las técnicas; mientras que el joven afro descendiente, ya no está ni en los rincones más apartados de la tierra, y por ello, no hay quien le haga recordar a los hombres qué se tuvo que pagar para que algún día pudiera haber paz en la ciudad.
La Tragedia de Prometeo escrita por Esquilo es una de esas historias que los hombres estamos destinados a repetir, así como Cronos repitió el destino de Urano, y Zeus el de su padre. Los hombres estamos destinados a repetir esos sufrimientos que siempre nos han pertenecido sin importar el pasar de los siglos y milenios.
Prometeo es el espejo del destino, no es más que el drama de las ciudades, el drama de las
naciones que como Colombia, no se cansan de enterrar a los muertos y olvidar.
BIBLIOGRAFÍA:
Medellín desde la comuna 13, Agosto de 2010, http://m.elespectador.com/impreso/ cuadernilloa /judicial/articuloimpreso-medellin-comuna-13
Medellín repudia y llora asesinato de gestor cultural de la comuna 13, JUAN FERNANDO ROJAS, http://www.eltiempo.com/colombia/antioquia/ARTICULO-WEB-PLANTILLA_NOTA_INTERIOR-7791078.html
¡No queremos más asesinatos en Medellín ni en ningún lugar del mundo!, Medellín, 4 de julio de 2010, http://civis.se/No-queremos-mas-asesinatos-en
Esquilo, Tragedias, Prometeo Encadenado, Barcelona 1963, Editorial Iberia S.A., Pags. 3- 32
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