Camila 2020

Camila 2020
Un retrato hecho para mi Por: Clara Mojica

domingo, 20 de julio de 2008

¿Cómo sería la aceptación de los jóvenes de Medellín en el aspecto social, si el comic de Zape Pelele fuera transmitido por televisión?.



Comencemos por definir la identidad[1] como una de las tareas esenciales que implica que el sujeto tome aspectos, ideas, imágenes de otros; las asimile y transforme. Los jóvenes viven en una búsqueda constante por formar su identidad, algo que según ellos, los diferencie del resto del mundo, es decir, los haga únicos. El joven toma de afuera comportamientos, ideas, imágenes, las asimila y va asumiendo identificaciones transitorias. Poco a poco con el apoyo de su familia, amigos, medios de comunicación y demás, adquiere un pensamiento mucho más elaborado pues va integrando y estructurando su identidad lo que le posibilita sentirse identificado con algo; es decir, sentirse parte de un grupo y más tarde parte de una sociedad.
Zape Pelele con su franja “el Gallo”, tuvo tal éxito y reconocimiento entre los jóvenes, que encontraban en éste, una alternativa de humor distinta a las demás; al mencionar palabras como diferente, distinto u original, el joven entabla una relación inmediata con el producto que se está vendiendo, puesto que entre su ideal de identidad se encuentra una característica esencial: lo único, es decir, el joven busca una identidad distinta a la de su vecino que escucha programas de vallenato, a la de su hermano menor que sincroniza emisoras de regatón, y así sucesivamente; Programas como Zape Pelele tienen clara esta situación y llegan a aprovecharla hasta tal punto que su publicidad lleva consigo una palabra para persuadir al joven que busca algo único.
La mayoría de las ocasiones los jóvenes suelen pensar que sus gustos o pensamientos han sido establecidos por ellos mismos, que su identidad la forman con todo aquello que les gusta y molesta, o simplemente con sus puntos de vista respecto a un determinado tema; pero no es así, “la identidad parte de otros y es una representación de la individualidad por otros”[2], por lo tanto el joven es vulnerable a lo que ocurre en su medio y retoma aspectos que percibe para formar su identidad “única”, que en realidad parte de una identidad colectiva.
Uno de los fuertes que presentó Zape Pelele fue su actitud desafiante hacia la sociedad, en otras palabras, irreverencia. Vendieron la idea de que por el simple hecho de ser joven se pueden exponer puntos de vista sin importar la forma como sean expresados; es allí donde nace el prototipo del joven de hoy creado por la radio y demás medios, “hay que entender que la irreverencia es un estilo de los jóvenes de ahora”, un estilo que parte de la colectividad y del gusto de muchos, para convertirse en parte de la identidad de un joven.
Martín de Francisco y Santiago Moure, típicas muestras de irreverencia, son personajes que han tenido que ver de una u otra manera en la formación de la identidad del joven, pues fue gracias a ellos y a su aparición en los diferentes medios de comunicación que se comenzó a hablar de rebeldía, “la juventud es una búsqueda de identidad en un país donde no se da mucha oportunidad para ello”, cualquier modelo a seguir por los jóvenes presenta una alternativa para elegir su identidad.
En la juventud se presentan crisis. La familia actúa durante estas crisis como un grupo que permite ”contener” las ansiedades provocadas por la inestabilidad y que tiene la tarea de ayudar al joven a lograr su adultez. El joven busca sentirse identificado con personas que estén pasando por su misma situación, por lo cual va separándose progresivamente de su familia y se vincula a un grupo. Los medios de comunicación tienen clara esta dinámica y saben que el joven busca un “lugar o medio” donde se sienta aceptado; es por ésto que estudian las preferencias de los jóvenes e inventan un formato que cumpla con las expectativas de la población a la que fue practicada el estudio (muestra) y que, seguramente se va a sentir plenamente identificada con lo que escuchan y ven, “se busca sensaciones de inmediatez como un elemento clave en la producción radial, y como punto fuerte de identidad con el perfil del público al cual se dirigen, se pretende una reacción de lealtad y similitud con la forma de ser del joven o del público con que se entretiene” [3].
Por otro lado, dentro de los grupos formados por jóvenes, suele presentarse omnipotencia, la cual genera dentro de éstos sentimientos de poder y exaltación de sí mismos (“soy el mejor, no hay nadie como yo”), pero estos jóvenes al sentirse omnipotentes desvalorizan y critican las ideas de otras personas, las ideas de la sociedad. Cabe resaltar que la rebeldía nace o se inicia con la representación de la omnipotencia y está sumamente relacionada con el poder que los medios de comunicación ejercen sobre las masas. Éstos abren una ventana a los jóvenes para que digan lo que piensan de la sociedad, bueno o malo, pero que genere controversia, “algunos los odian y otros mueren de risa con ellos; pero indiferentemente de los sentimientos que despierten en el público los integrantes de Zape Pelele, siguen ahí, con su cuento”.[4]
El éxito que generó Zape Pele estuvo justamente en reírse de las reglas y burlarse de quienes las cumplieran; Zape Pelele, su programa radial y la revista que posicionó el comic en el mercado, rompieron con la moralidad, “la tendencia de ahora es hablar de sexo y utilizar, en forma exagerada, el doble sentido, con el fin de convocar a que los oyentes cuenten su intimidad al aire”; esta tendencia y todo lo logrado por Zape Pelele es lo que nos permite asegurar que la aceptación del público joven de la ciudad de Medellín si dicho comic fuese transmitido por televisión, sería sumamente alta por el simple hecho de presentar un programa tan criticado en la radio, y que seguramente al pasar a un medio audiovisual como la televisión crearía, tanto la identificación de muchos jóvenes con el programa, como la no identificación por quienes no lo apoyan; al fin y al cabo, ambas reacciones generan controversia que es lo buscado por los productores para obtener rating.
Entonces lo que se llega a ofrecer como nuevo e innovador, en este caso el programa radial de zape pelele y su tendencia a burlarse de las reglas, beneficiándose de la propensión de sentirse omnipotente por parte de los jóvenes, no es más que la representación en formas diferentes de algo siempre idéntico[5], el dominio que la industria cultural ejerce sobre los individuos.
La influencia diaria que ejercía este programa radial, la repetitividad de los temas tratados, todos ellos relacionados con el sexo y la moda, y la estandarización de los demás programas radiales que permiten que el “Gallo” sea un programa radial único, hacen de la cultura de masas un medio de control psicológico. Entendiendo a esta cultura de masas como una realidad totalitaria, constituyéndose como un conjunto de valores, símbolos, mitos e imaginarios colectivos dispuestos a hacerse contener, controlar y censurar, impregnándose de la cultura colombiana, corroyéndola y disgregándola.
El mercado de masas que impone la radio en Medellín es de organización y estandarización la mayoría de las emisoras están dirigidas para una sola clase de público, como tropicana, la x etc., y son los jóvenes que a través de esta necesidad de buscar su identidad imponen esteriotipos[6], a pesar de querer ser diferentes el resultado de su individualidad es dado por otros. El joven ya no se decide autónomamente, resuelve todo con la adhesión acritica a los valores impuestos que son dados a través de programas como el gallo donde la actitud desafiante hacia los valores de la sociedad crea otros valores que, aunque diferentes, logra el mismo efecto en el joven, un denominador común (la irreverencia) que garantiza una alta capacidad de adaptación a las modas pasajeras y a contextos diferentes (estados unidos).
La cultura de masas acaba convirtiendo al joven en un fantasma, proyectando su espíritu en la pluralidad de universos imaginados (que se recrean a través de producciones audio-visuales como vulgarcito), dispersando su alma en los innumerables dobles que viven en su nombre, llevándolos a la imitación y dándoles lo que es el ejemplo de la búsqueda de la felicidad[7] es decir el encuentro con su propia identidad. Sin embargo, la cultura de masas logra todo esto cuando la condiciones socioeconómicas son favorables, y éstas van unidas directamente a la condición de ser un país tercer mundista, lleno de problemas, como lo son el conflicto armado, la deuda externa, las diferencias sociales, el concepto de colombianidad que se maneja colectivamente, la pobreza etc..
Gabriel Posada director de Radioactiva afirma:”somos muy diferentes en la radio juvenil en Medellín, yo creo que la programación de radioactiva habla por sí sola. Para hablar en Radioactiva se necesitan unos parámetros.” Y agrega, que para él la juventud es una búsqueda de identidad en un país donde no se da mucha oportunidad para ello[8]
Con circunstancias tan fuertes a nivel socioeconómico, el joven busca escapar a esta realidad, la critica, se opone, quiere ser diferente, quiere que su identidad y forma de vivir sea diferente al mundo en el que a crecido, entonces busca vincularse a un grupo en busca de “diversión-crítica”, la cual encuentra en programas como zapepele donde le ofrecen irreverencia. Esto se convierte en fuga, sin querer renuncia a la última idea de resistencia que la realidad puede haber dejado todavía, porque se vuelve indiferente, y mientras más indiferenciado y difuso sea el joven, más la industria cultural tiende a obtener su integración.
Ésta desproporción entre la fuerza de cada individuo y la estructura social concentrada, altera la individualidad porque destruye su resistencia y simultáneamente incorpora una mala conciencia, a causa de su voluntad de resistir a cualquier caso[9], el mensaje oculto en efecto es mas importante que el evidente ya que este escapará a los mensajes de la conciencia, no será evitado por las resistencias psicológicas en los consumos y probablemente penetrará en el cerebro de los jóvenes[10], este mensaje oculto es exitosos gracias a que en este tipo de programas donde se critica al mundo, el espectador no usa su cabeza autónomamente debido a diferentes factores entre los cuales está la rapidez de intuición, y dotes de observación y escucha; el joven al ser espectador de este tipo de producciones audio-visuales está siempre a la expectativa de lo que va a suceder, pero no lo debate, no lo contradice, lo acepta tal y como es, y reacciona frente a él, pero estas reacciones son preescritas, ya que están destinadas a producir risa y no más, aparentando criticar a la sociedad, pero no dejando que el joven desarrolle nuevos puntos de vista frente a esta crítica, entonces, se utiliza la comprensión que el joven tiene de la sociedad como medio para crear el reconocimiento con el mensaje enviado, con el fin de que el joven simplemente se adhiera a él. La mayoría de los espectáculos televisivos actuales apuntan a la producción o al menos a la reproducción de mucha mediocridad de inercia intelectual y de credulidad que armonizan con los credos totalitarios, aunque el mensaje explicito de estos programas sea antitotalitorio[11].
Se ha observado que programas que recurren a este tipo de máscara han tenido mucho éxito en la juventud no sólo a nivel nacional si no también internacional, un gran ejemplo es “south park” cuyo mensaje irreverente tiende por el mismo camino que las producciones realizadas por zapepele; podemos ver que el público es el que define el contenido explicito de la producción porque la condición de éste depende del contexto en el que se desarrolla, entonces se toman temas que afecten la vida diaria de los jóvenes, pero es quien lo produce, que a través de ese mensaje oculto mantiene el esteriotipo del público, al organizar, anticipar las experiencias de la realidad social que lleva a cabo el individuo.
“Coinciden en afirmar los realizadores que la clave para llegar a los jóvenes, es hablar de lo que les gusta, colocar su música favorita especialmente la que solicitan, es decir entretenimiento, que es lo que busca la mayoría de las emisoras, no importa si es profundo o no el programa. Prácticamente no importa si el contenido conlleva un mensaje educativo de fondo, puede ser un programa bobo para hablar tonterías. Y hay un consenso en que uno de los criterios para mantener esta clase de programas es el económico, es decir, se hacen programas para jóvenes porque se venden, porque ellos consumen los productos publicitarios que allí se exhiben” [12].
Cuanto más se escleroticen y materialicen los esteriotipos es menos probable que las personas modifiquen sus ideas preconcebidas con el progreso de su experiencia. Cuanto más obtusa y complicada se torna la vida moderna, mayor será la propensión de los jóvenes a apegarse a clichés que parecen conllevar un cierto orden en lo que otra forma seria incomprensible, es decir, estos clichés le ayudan a encontrar un lugar en la sociedad a los jóvenes que aún no lo han encontrado y definido. [13]



[1] ABERASTURI, Arminda y KNOBEL, Mauricio. La adolescencia normal. Capítulo 2
[2] MANDOKI, K. Estética de la identidad y sus paradojas. Versión No 2, abril. México
[3] ARANGO, Jaime Horacio. La radio juvenil ¿basura?. www.elcolombiano.com/200210/20021013/ntc001.htm-40k
[4] SALDARRIAGA, John. Un pelele que se metió en el gusto de todos. Periódico El Colombiano. Pág 12ª.abril 23 de 2001.
[5] Horkheimer-Adorno, 1947, 134
[6] Horkheimer, 1947, 130
[7] Contextos y paradigmas, Pág. 117, Morin, 1962, 172
[8] Lógicas de producción y de consumo de la radio juvenil en Medellín, Pág. 43
[9] Contextos y paradigmas, Pág. 97
[10] Contextos y paradigmas, Pág. 100
[11] Adorno, 1954, 385
[12] Lógicas de producción y de consumo de la radio juvenil en Medellín, Pág. 45
[13] Contextos y paradigmas, Pág. 102