Tradiciones
inventadas en la construcción de Nación, de Mariano Ospina a la Madre Laura.
Por: María Camila Mojica Vélez
La Madre Laura como tradición inventada, ahora es promulgada Santa, por una institución que algunas veces la reprobó y la abandonó.
Durante
la mayor parte de su historia, la sociedad antioqueña y colombiana ha tenido
que recurrir a las tradiciones inventadas para legitimar los procesos de formación
de la Nación, en tanto ha sido un proyecto que desde el siglo XIX ha visto sus
coyunturas, retrasos, deslegitimaciones y regionalismos des-totalizantes. Tanto el estado como los diferentes gobiernos
se han cubierto de discursos que
legitiman el pasado fundacional del país, utilizando diversas herramientas simbólicas
como el himno, el escudo y la
bandera. Sin embargo, durante toda la
historia del territorio y la población colombiana, el proyecto de Nación
Moderna ha sido entendido, protegido, reivindicado y legitimado por el
discurso religioso de la institución eclesiástica. En esta medida la carga simbólica de Dios,
Jesús, la virgen María, los ángeles y todos los santos ha contribuido a
fortalecer los discursos políticos, morales, éticos, sociales y religiosos
desde el siglo XIX hasta la actualidad
El
caso de la Madre Laura es heredero de esta tradición política, contribuyendo a
reforzar los imaginarios de Nación que identifican al pueblo y el Estado
colombiano. Al convertirse en “santa” se transformó en una tradición
inventada que nada tiene que ver con las realidades históricas que le tocaron
vivir durante el siglo XIX y XX.
RELIGIÓN,
POLÍTICA Y ECONOMÍA: Una mirada a la construcción de una tradición política
El
discurso conservador se definió a partir del papel de la iglesia, entendiéndola
como el eje del Estado-Nación. En
Colombia, a partir de discursos tradicionalistas, la defensa de la moral, el
institucionalismo y el orden, las argumentaciones religiosas, éticas y morales de
la iglesia, facilitaron durante el siglo XIX y XX, la defensa del liberalismo
económico, el fortalecimiento del Estado y la instauración de la instrucción
pública al servicio del mercado y la moral.
Según Frank R. Safford, “la mayoría de los
conservadores continuó apoyando
el proceso de
liberalización económica y
social.”[1] El discurso liberal económico se ocultó tras
los bastidores del conservadurismo, quien reivindicaba el papel preponderante
de la iglesia en la instrucción pública, la formación de ciudadanos morales y
la instauración del orden a través de la mezcla del mandato divino y Estatal.
La
exportación, la comercialización, la eliminación de los aranceles, la abolición
de los monopolios del tabaco, la privatización de la economía, la construcción
de proyectos de infraestructura al servicio de los intereses económicos y el
control del papel moneda buscaron redefinir el papel de Colombia o la Nueva Granada
en la economía global. Pero el discurso moral y las políticas
educativas buscaban redefinir el papel de los ciudadanos en el proceso de
construcción de la Nación. Un personaje
preponderante como Mariano Ospina pensaba que:
“Gracias a él se multiplicaron las escuelas
normales de instrucción primaria, se dio a la educación moral y religiosa la
preferencia que debe tener, se hizo práctica la enseñanza, se combinó hasta
donde era dable, la instrucción industrial con la primaria y se estableció la
inspección sobre la educación y la enseñanza”[2]
El
discurso de la iglesia no solo se inscribió en el marco político y religioso
sino también económico, atravesando todos los universos que definían la vida
social de un hombre del siglo XIX. Para Safford, “las actitudes de Mariano
Ospina Rodríguez eran demasiado complejas como para
caracterizarlo como un nostálgico y un
defensor del antiguo orden”[3],
Ospina fue protector de los intereses exportadores de la
clase terrateniente del país, así mismo se oponía a los monopolios
gubernamentales y a las restricciones a las empresas individuales. La
complejidad de personajes como este, demuestra que el papel de la iglesia no se
opuso al proyecto económico moderno de la
nación y sus gobiernos, ya fuesen
liberales o conservadores. La cultura
política, entendida esta como el proceso de construcción de los partidos
políticos, fue generada a partir de los intereses particulares, regionales y
religiosos.
Esto
demuestra que desde el siglo XIX, los intereses políticos han sido mediados por
los discursos religiosos, sin afectar los intereses económicos. La moral, la
iglesia y el orden se han constituido juntas como una tradición política en
Colombia que ha definido:
·
Constituciones como la 1889, políticas de gobierno como las de Mariano
Ospina, Rafael Núñez, Tomás Cipriano de Mosquera, entre otros, símbolos patrios como los himnos, los
escudos, los emblemas y las banderas y las guerras
civiles como la de 1851.
Esta
ha sido una tradición que se ha caracterizado por ser, según lo define Eric
Hobsbawm,
“tendiente a establecer o legitimar instituciones, estatus, relaciones de autoridad, la inculcación de
creencias y sistemas de valores”[4]. Ya que la clase política conservadora y
la institución eclesiástica han definido sus gobiernos a partir de postulados
morales que apelan por el orden de la sociedad a lo largo del siglo XIX y XX.
Según
Mariano Ospina, “La desnaturalización de
las instituciones políticas i sociales procede de la subversión de los
principios morales, que son el fundamento, el nervio i la vida de la sociedad.
Cuando se relaja el respeto a la lei, i la subordinación a la autoridad
lejitima; cuando el crimen es representado como un error disculpable, la
propiedad como un derecho dudoso, la justicia como un abuso de la fuerza de la
sociedad contra el débil, la libertad sin límite i sin regla i el interés
individual como los únicos reguladores de las acciones humanas; cuando la norma
inflexible del deber, que saca su fuerza i su eficacia de la fé relijiosa, es
combatida como una preocupación; entonces la sociedad se pervierte, los
vínculos sociales se relajan, la anarquía sucede al orden, i a la anarquía el
despotismo”[5]
RELIGIÓN,
POLÍTICA Y TRADICIÓN: una mirada yuxtapuesta a la actualidad
La
moral y el orden han acompañado desde el siglo XIX la formación del
Estado-Nación en el territorio de la Nueva Granada, lo que se define hoy como
Colombia. Desde esta perspectiva, surge
la necesidad de analizar la importancia que ha adquirido la canonización de la Madre Laura en la
actualidad, definida esta como la época del neoliberalismo, es decir un retorno
al libre cambio del siglo XIX. A pesar
de que las condiciones económicas han cambiado y ha surgido, en el marco
político y social, una nueva Constitución
alejada completamente de la institución eclesiástica. La santificación de la Madre Laura ha
adquirido matices que demuestran la existencia de esas características inamovibles
de las tradiciones políticas antioqueñas y colombianas, las cuales se
caracterizan por fortalecer el papel de las instituciones estatales a partir de
los discursos religiosos. Al igual que
Mariano Ospina y heredera de prácticas educativas tradicionales de carácter
evangelizante como Pio X y Ortiz[6]. La Madre Laura creía fielmente que su papel
en la sociedad era educar moralmente a los infieles a partir del acercamiento
con Dios. “Otra vez me vi en Dios y como que me arropaba con su paternidad,
haciéndome madre, del modo más intenso, de los infieles.”[7] Desde la política hasta en la práctica
espiritual, Dios y la iglesia fueron los
instrumentos éticos y morales que
acercaron los ciudadanos a las leyes del
Estado. Por ello, la relación entre
evangelización y educación aún era muy estrecha en el siglo XIX y principios
del siglo XX, se constituyeron como conceptos
entremezclados herederos de costumbres y creencias coloniales. Aún para el siglo XXI, se mantiene como eje incluyente de la
sociedad civil en el campo de la política y la espiritualidad. Por ello, al hablar de la madre Laura en la
actualidad se hace alusión a sus esfuerzos por involucrar las almas de los
infieles en el proyecto de la salvación y de la Nación. La madre se constituyó en un instrumento
nacional para lograr la paz. Según el
presidente Juan Manuel Santos, en su discurso emitido por Blue radio el 12 de
Mayo:
“Cuando la condecoraron con la cruz de Boyacá
no le gustó, ella dijo que la única que quería cargar era la cruz de Cristo, ella
poseía desprendimiento por lo honores materiales, esto es relevante para la
Colombia de hoy….. esas enseñanzas nos pueden ayudar a lograr la paz que tanto
necesitamos, por eso esta ceremonia es muy especial, es única, este estado de gracia no es solamente para la
madre Laura sino para todo Colombia.[8]
Al
convertirse en un símbolo patrio, la madre Laura se constituyó como una
tradición inventada, elaborada formalmente con su canonización en el Vaticano,
establecida en el mes de marzo del 2013, convirtiéndose en un adecuado pasado
histórico que no tiene en cuenta las luchas que esta mujer tuvo que librar con
la institución eclesiástica, gracias a esto, la madre Laura ganó varios enemigos que
habrían de excluirla del proyecto educativo durante el siglo XIX y XX. Un ejemplo de ello, es la
orden emitida por arzobispo Monseñor José Manuel Caycedo que buscaba cerrar
el colegio dirigido por la madre Laura. Ella escribió en su autobiografía:
“No era posible entrar en una defensa, como
me rogaron varios padres de familia, entre ellos un periodista que tenía la
mayor confianza del señor Arzobispo, porque era obligar a la gente a ponerse en
pugna con él. Doblé la cabeza y cerré el
establecimiento. Así terminó el segundo
colegio, el primero por ser demasiado cristiano y el segundo por masón[9].”
La
Madre Laura como tradición inventada, ahora es
promulgada Santa, por una institución que algunas veces la reprobó y la
abandonó.
BIBLIOGRAFÍA
FRANK R. SAFFORD, Traducción: Margarita González -
María V. Gussoni, “Acerca de las interpretaciones socioeconómicas de la
política en la Colombia del siglo XIX: variaciones sobre un tema”, NORTHVESTERN UNIVERSITY
CACUA PRADA, Antonio,
Don Mariano Ospina Rodríguez, fundador
del conservatismo colombiano, Bogotá, S.E., 1995
Eric Hobsbawm , LA INVENCION DE
TRADICIONES, Revista Uruguaya de Ciencia
Política
Wise de Gouzy, Doris, Antología del pensamiento de Mariano Ospina
Rodríguez, Bogotá, Banco de la República, 1990, Tomo I
Montoya Upegui, Laura, Autobiografía
de la Madre Laura de Santa Catalina, Carvajal S.A., Marzo, 1991
Discurso político de Juan Manuel
Santos, Tomado el 27 de septiembre de
2013 en: http://www.bluradio.com/29151/presidente-santos-destaca-ensenanzas-de-la-santa-madre-laura-para-lograr-la-paz
[1]
[1] FRANK R. SAFFORD, Traducción: Margarita González -
María V. Gussoni, “Acerca de las interpretaciones socioeconómicas de la
política en la Colombia del siglo XIX: variaciones sobre un tema”, NORTHVESTERN UNIVERSITY, P. 109
[2] CACUA PRADA,
Antonio, Don Mariano Ospina Rodríguez,
fundador del conservatismo colombiano, Bogotá, S.E., 1995, p. 20
[3] FRANK R. SAFFORD, Traducción: Margarita González -
María V. Gussoni, “Acerca de las interpretaciones socioeconómicas de la
política en la Colombia del siglo XIX: variaciones sobre un tema”, NORTHVESTERN UNIVERSITY, P. 105
[4] Eric Hobsbawm , LA
INVENCION DE TRADICIONES, Revista
Uruguaya de Ciencia Política, p. 103
[5]Wise de Gouzy, Doris,
Antología del pensamiento de Mariano
Ospina Rodríguez, Bogotá, Banco de la República, 1990, Tomo I, p. 317
[6] Tomado
de: Montoya
Upegui, Laura, Autobiografía de la Madre Laura de Santa Catalina, Carvajal
S.A., Marzo, 1991, p. 236
[7] Montoya Upegui,
Laura, Autobiografía de la Madre Laura de Santa Catalina, Carvajal S.A., Marzo,
1991, p. 211
[8] Discurso
político de Juan Manuel Santos, Tomado el
27 de septiembre de 2013 en: http://www.bluradio.com/29151/presidente-santos-destaca-ensenanzas-de-la-santa-madre-laura-para-lograr-la-paz
Imagen Mariano Ospina/ http://www.lablaa.org/blaavirtual/biografias/ospirodr.htm
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