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domingo, 16 de octubre de 2011
domingo, 2 de octubre de 2011
La invencion de la Nueva Granada
LA INVENCIÓN DE LA NUEVA GRANADA
Por: María Camila Mojica
1. ¿UNIDAD POLÍTICA Y UNIDAD ECONÓMICA?
La época después de 1830 creció bajo la sombra del régimen bolivariano puesto que muchas de sus luchas políticas y guerras civiles se libraron en la defensa de los principios liberales (tanto económicos como políticos) y en el temor a caer de nuevo en el autoritarismo. El proyecto de “La nación” ya había sido erigido más de dos décadas atrás gracias a la Independencia, pero los nuevos retos de la joven República amenazaban con frustrarse debido a la debilidad del Estado, porque no poseía un control eficaz sobre el territorio, ni recursos fiscales para financiar los proyectos económicos y sociales que buscaban desarrollar el ingreso de la Nueva Granada en la economía mundial, esto fue gracias al lento ritmo de la economía interna y la debilidad en el comercio exterior. Se necesitaba una reestructuración profunda para consolidar el proyecto de “La Nación”, tanto los “liberales moderados” como los “progresistas” promovieron y desarrollaron proyectos políticos de origen europeo y norteamericano para enfrentar la realidad nacional, entre ellos estaban: convertir a la Nueva Granada en una sociedad ilustrada a través de un sistema educativo descentralizado, poner límites al poder de la iglesia, reducir el tamaño del ejército, establecer el predominio del Estado laico, promover la importación de productos extranjeros al país, desarrollar una economía con capacidad de exportación a los países europeos y proteger la autonomía regional. Según Safford y Palacios los años comprendidos entre 1830 y 1845 fueron una época de determinación política porque tanto los “progresistas” como los “moderados” definieron sus diferencias gracias a su relación antagónica o simpatizante, directa o indirecta con el fantasma bolivariano autoritarito, el centralismo y la importancia política de la iglesia en la protección del orden social.
Aunque los postulados políticos eran los mismos porque buscaban entrar en la modernidad política y la modernización, las diferencias surgieron por otros aspectos; mientras los moderados creían en la conciliación y la inclusión política de los bolivarianos y la iglesia, los progresistas creían en la exclusión y la expulsión de ellos en el aspecto político, militar y económico. Veían en sus ideas una obstrucción al desarrollo de una nación moderna que fuese acorde a los principios liberales (libertad, igualdad, fraternidad), ellos exigían una fractura con el poder político de la iglesia que utilizaba la moral como instrumento de orden social sobre las masas, puesto que la sociedad no debía ser controlada por un orden con intereses financieros y privilegios jurídicos de una institución distinta al estado. Los liberales moderados temían que el poder del clero pudiera levantar masas fanáticas en contra de la sociedad ilustrada, mientras que los liberales progresistas creían en quebrar el orden político de la iglesia para proteger la libertad de religión, libertad de pensamiento y libertad económica. La Nueva Granada se debatía entre el temor y el radicalismo, la conciliación y la expulsión, fue este mismo debate el que acrecentó los suficientemente las diferencias políticas como para crear un guerra civil y (varios años después) los dos partidos políticos más antiguos del país, el partido conservador y el liberal. Según la lectura de Safford y Palacios las alianzas políticas entre los moderados y los viejos bolivarianos durante el gobierno de José Ignacio de Márquez levantaron grandes sospechas entre los santanderistas que representaban más abiertamente la cara progresista del liberalismo. El Estado ofreció cargos públicos a dos militares que habían sido bolivarianos visibles en 1820[1], lo que permitió la construcción de discursos que invocaban el espectro bolivariano para convertirlo en un símbolo político de la dictadura y la conspiración contra los principios liberales. Estas acusaciones fueron los instrumentos políticos que buscaban legitimar el modelo liberal oponiéndolo a la dictadura, pero manifestó las grandes distancias políticas que fueron trazándose durante el siglo XIX, entre aquellos que supuestamente apoyaban los mismos principios liberales que iban a regir “La Nación Neogranadina”. Las alianzas, las acusaciones y las sospechas cristalizaron la Guerra de los Supremos porque consolidaron las lealtades políticas entre los opositores, pero esto fue a costa de una tasa de mortalidad alta de hombres pobres que se vieron obligados a entrar en el ejército para defender al estado de la rebelión de Obando, y la ruina de proyectos económicos que buscaban desarrollar la exportación de productos tropicales y el desarrollo de industrias de hierro, papel y vidrio, los terratenientes perdieron su ganado y las exportaciones y las importaciones bajaron. Los proyectos de la construcción de una “Nación” se vieron frenados por las diferencias políticas entre los progresistas y la alianza entre moderados y bolivarianos, el proyecto moderno del liberalismo político y económico, se dividió políticamente y se estancó económicamente.
Se forjaron alianzas entre la iglesia, los moderados y los bolivarianos en pro del orden social adoptando el nombre de “ministeriales”. Se intentó utilizar la religión como arma política a través de la educación (algo que va en contra del concepto laico del estado y la sociedad), porque para los moderados el desorden fue por culpa de la educación secundaria laxa, ellos afirmaban que era mejor “vivir, en una atmósfera menos contagiosa, aunque no tan ilustrada”[2]. El conservadurismo nació de las ideas liberales moderadas que vieron la necesidad de controlar el pueblo a través de la moral y el orden. El proyecto político liberal se dividió, y la unidad política de los moderados y progresistas pasó a ser historia”.
El proyecto económico liberal fue una utopía que contribuyó a que el estado Neogranadino entrara a una depresión económica debido al desbalance del poder entre Inglaterra y La Nueva Granada porque la sociedad dependió tanto de los bienes extranjeros que la moneda disminuyó notablemente afectando el mercado interno (de por sí bastante débil). El comercio interno entre las regiones era limitado porque las provincias producían casi todo lo que necesitaban; cultivaban la comida necesaria para vivir y muchas producían productos manufacturados de uso común, no existía una interdependencia regional de productos a gran escala que posibilitara el desarrollo de rutas comerciales y la circulación de mercancías. Muchas regiones producían bastantes productos similares[3], lo que contribuiría a que la Nueva Granada fuera una sociedad fragmentada, porque además de ser una sociedad de autoconsumo y autoabastecimiento de mercancías a nivel local, las barreras naturales aumentaban los precios de los fletes, y las influencias de los vecinos dificultaban la consolidación de “La Nación” como un territorio unificado; por ello, se generaron conflictos de intereses económicos y políticos que buscaban la autonomía y el auto-consumo. Safford y Palacios afirman: “el hecho de que casi todas las regiones pudieran satisfacer la mayor parte de sus necesidades básicas mediante el intercambio regional o local inmediato tendía a reducir la escala del comercio.”[4]
2. ¿LEGITIMIDAD EN LA NACIÓN?
1840 comenzó con un renovado interés de la modernización del Estado republicano por parte de los conservadores que estaban cansados de las revoluciones y que pretendían consolidar y asentar la nueva sociedad bajo la tutoría de la iglesia a través del principio del orden social. Según Frédéric Martínez, este nuevo impulso modernizador tenía el principio centralista de las políticas promovidas por Bolívar y el interés Borbón por modificar el aparato de estado desde arriba para aumentar el control del territorio. El gobierno de Cipriano de Mosquera pretendió reunificar el proyecto de “La Nación” a través del empleo de ministros y gobernantes que conocieran de los avances europeos en materia de políticas sociales y desarrollo económico. El gobierno conservador reformista promovió políticas como: el desarrollo de obras de beneficencia, la creación de escuelas de ingenieros, la fundación de la primera caja de ahorros del país, la modernización de la contabilidad pública (buscando centralizar los gastos), la promoción de la inmigración extranjera y la reducción de los aranceles aduaneros.
Para el estado y el gobierno de Mosquera, la transformación de La Nación había que efectuarla elevando la mirada hacia el horizonte, y observar cómo en la época de La Restauración, la vieja Europa logró consolidar el aparato del estado a través de políticas sociales, reformas contables, generación de conocimientos y tecnología. La legitimidad de su proyecto político se fundaba en el otro continente, y por ello mismo no logró adecuarse a la realidad nacional porque “la falta de recursos del Estado fue la principal causa de abandono de los proyectos oficiales”[5]. El proyecto liberal de Mosquera habría de entrar en profundas contradicciones y antagonismos con las políticas neo-borbónicas para la reforma del estado, la libre competencia terminó por destruir hasta las últimas instituciones de estado del Antiguo Régimen, porque los recursos fiscales del estado no correspondían con los proyectos de inversión.
Cuando llegó José Hilario López al poder gracias a la presión del grupo político llamado “los democráticos” de origen artesanal (Gólgotas), se produjo lo que Frédéric Martínez llamó la época de “La Revolución Liberal”, porque se promovió la libertad de prensa, la libertad de enseñanza, la abolición de la esclavitud y los resguardos indígenas; tratando de limitar el poder de la iglesia y admitiendo la libertad de enseñanza y de mercado. Se buscó descentralizar el poder otorgando más autonomía a las regiones y acabando con los monopolios estatales.
De acuerdo a las políticas del libre cambio, los artesanos que se vieron defraudados por las promesas incumplidas del estado formaron un grupo político llamado “Draconiano” que buscó luchar por políticas que promovieran el proteccionismo de los artesanos neogranadinos frente a la competencia extranjera. De 1840 a 1854 surgió una recomposición de la política que generó nuevos autores y promovió nuevas alianzas entre la iglesia, lo Gólgotas y los liberales. En esta época surgió la aparición de los pobres en la esfera pública porque se asociaron a través de sociedades democráticas (Draconianos) que apoyaron el golpe de estado del general José María Melo; diversos grupos crearon programas políticos, y buscaron una presencia nacional para la movilización popular, permitiendo la consolidación de los límites del partido conservador. Las revoluciones ocurridas en la Europa de mediados del siglo XIX , se transformaron en el arma retórica de los grupos políticos para legitimar y deslegitimar las decisiones y principios de sus opositores. El proyecto de la Nación se multiplicó y entró en choque con distintos sectores populares que tenían visiones distintas de lo que debía ser el desarrollo de la sociedad; ese modelo liberal irrumpió en la vida de los artesanos y de la gente del común creando distintas posturas políticas frente a la libertad de mercado que terminaría por acabar con los pequeños artesanos y las manufacturas.
Según el texto de Luis Javier Ortiz “el estado no logró el poder, los recursos ni la capacidad institucional para imponer un proyecto económica y social”[6] lo que podría explicar la inexistencia de una ideología nacionalista en Colombia, puesto que hubo multiplicidad de proyectos fracturados, segmentados y divididos que no lograron consagrarse debido a la debilidad fiscal del estado, su falta del control del territorio y la poca inversión de extranjeros en el mercado nacional. Las guerra civiles de 1830 y 1839 contribuyeron a desarraigar a la población más pobre porque además de que propició una distribución de la población en el territorio por culpa de la violencia, produjo bandidaje, ruina y vagancia.
La economía generó dependencia económica en los mercados externos porque fue la única alternativa concebible para salir del periodo de estancamiento de 1830 a 1850; los capitales para emprender nuevas empresas modernizadores sólo podrían surgir si se generaban suficientes excedentes en productos tropicales para poder captar capital, pero la competencia y la caída en la producción del oro no logró compensar la situación depresiva de la economía puesto que el mercado neogranadino dependía en gran medida de los artículos de consumo de Gran Bretaña lo que produjo una devaluación de la moneda.
Según Luis Javier Ortiz “el desarrollo económico osciló entre dos modelos: reconstruir las bases coloniales de la economía o romper con sus trabas para lanzarla a desarrollo moderno”[7]. Proteccionismo y Libre Cambio se movilizaron en torno al miedo de debilitar las finanzas del estado puesto que este dependía de las cargas fiscales para poder tener un control sobre “La Nación” y por ende tener su razón de ser.
Sería después de 1850 y tras las decisiones tomadas en la Revolución Liberal de 1849 a 1854 que el desarrollo del país sería movilizado por el mercado de exportación con Inglaterra, Alemania, Francia y Estados Unidos.
Durante el siglo XIX en la Nueva Granada, la construcción de “La Nación” fue el principal proyecto que atravesó la historia buscando generar cambios económicos, políticos y sociales; fue un proyecto que logró consolidar los principios del liberalismo político y económico en la Nueva Granada pero solo hasta finales del siglo XIX y principios del XX, La Nueva Granada fue “un país” donde los territorios y la población estaban divididos en regiones y localidades, posiciones políticas y religiosas, intereses económicos y sociales; territorios donde la unidad social y económica que implicaba “La Nación” era una legitimidad inventada que buscaba consolidar la construcción de la naciente República.
BIBLIOGRAFÍA
ORTIZ Luis Javier, “La sociedad colombiana del siglo XIX” en Las Mujeres en la historia de Colombia, Grupo editorial Norma.
MARTÍNEZ Frédéric, El nacionalismo Cosmopolita, Banco de la República, Bogotá, 2001
PALACIOS Marcos, SAFFORD Frank, “Colombia: país fragmentado, sociedad dividida, La nueva granada 1831-1845, Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2002
DEAS Malcolm, “Del poder y la gramática”, Taurus, Bogotá, 2006
[1] PALACIOS Marcos, SAFFORD Frank, “Colombia: país fragmentado, sociedad dividida, La nueva granada 1831-1845, Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2002, p. 297.
[2] Ibid, p. 307
[3] Ibid, p. 320
[4] Ibid. P. 322
[5]MARTÍNEZ Frédéric, El nacionalismo Cosmopolita, Banco de la República, Bogotá, 2001, p. 61
[6] ORTIZ Luis Javier, “La sociedad colombiana del siglo XIX” en Las Mujeres en la historia de Colombia, Grupo editorial Norma, p. 169
[7] Iibd p. 179
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